El proyecto pretende ser un ejemplo positivo de codesarrollo con los ciudadanos para que las nuevas tecnologías sean realmente accesibles e integradoras.
La pierna biónica está hecha de titanio, silicona y los tradicionales componentes electromecánicos. Los ingenieros detrás del diseño lograron que todo estuviera contenido en 2.7 kilos. La prótesis tiene electrodos que se adhieren a la superficie de la piel. Las señales eléctricas que reciben los músculos de las piernas antes del movimiento son captadas por sensores y decodificadas en tiempo real por una computadora integrada. No solo el movimiento con la extremidad es fluido, también es regulable según la situación.
"Este es el primer estudio que demuestra patrones de marcha naturales con una modulación neuronal completa en la que el cerebro de la persona controla totalmente la prótesis biónica, no un algoritmo robótico", explica Hugh Herr, coautor del estudio y biofísico del MIT. El científico es un usuario de prótesis avanzadas. Perdió sus dos extremidades inferiores durante una escalada al Monte Washington en 1982. Desde entonces ha dedicado su vida a estudiar las interfaces mecanoneurales.
La investigación puso a los pacientes a interactuar en contextos naturales del día a día. Además de subir escalares a una velocidad similar a los no amputados, los usuarios de la nueva interfaz se movieron por pendientes pronunciadas y se desplazaron a prisa sin complicaciones. Los resultados han convencido a Herr y su equipo.
El artículo de Nature habla de un ensayo con una tecnología experimental. Los científicos esperan que los esfuerzos puedan ser traducidos a tecnologías y soluciones clínicamente viables para las personas con amputaciones. Mientras eso ocurre, Herr ya tiene algunas ideas para perfeccionar su interfaz de pierna biónica. En lugar de los electrodos conectados a la piel, buscará usar esferas magnéticas capaces de rastrear el movimiento muscular.
"Un pequeño aumento en la retroalimentación neuronal de la extremidad amputada puede restaurar una capacidad de control biónica significativa, hasta el punto de permitir que las personas controlen neuronalmente la velocidad al caminar; adaptarse a diferentes terrenos y evitar obstáculos", afirmó Hyungeun Song, autor de la investigación.