Una de las grandes leyendas de la música nacional es sin duda Rigo Tovar, quien gracias a sus guapachosas experimentaciones sonoras con la música tropical logró encantar al público al grado de haber sido considerado como “el ídolo de las multitudes” desde su surgimiento en los años 70.
Nacido en la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, en 1946, Rigoberto Tovar se desempeñó en su juventud en distintos oficios como albañil, tapicero, soldador, mesero, intendente y ayudante general alternando su estadía entre su localidad y Houston.
Fue en esos años cuando el músico alimentó su afición por el rock clásico antes de emigrar a Texas, donde Rigo consideraba que nació su historia junto al grupo Costa Azul, con el que logró convertirse en un reconocido artista que llegaba a abarrotar sus presentaciones ante miles de personas con quienes con temas como El sirenito y Oh, qué gusto de volverte a ver supo consagrarse a través de los años, en los que su lema “Rigo es amor” alimentó su mito.
Fue en su experimentación con la innovación de sonidos electrónicos y samples en su cumbia, además de su fusión con géneros como la música clásica, mariachi, disco y rock, estilo al que siempre se le relacionó e incluso se le conoció como el Jim Morrison mexicano, por su emblemática imagen de pelo largo, ropa de cuero, chamarras estilo biker y gafas oscuras Ray-Ban “de aviador”, que le valieron comparaciones con el vocalista de The Doors.
Sobre su vena rockera, ahora ha dado de que hablar en Twitter una antigua fotografía compartida por la cuenta de Tlatoani Cuauhtémoc, donde retó a sus seguidores a adivinar la identidad de un personaje plasmado en la imagen: “¿Quién será el personaje que aparece en esta fotografía de 1977 en Londres? Es uno de los pocos mexicanos que han grabado un disco en los estudios Abbey Road, lugar asociado por excelencia a los Beatles”, escribió el divulgador de datos históricos.
Y es que el nombre de Rigo se convirtió en tendencia al recodar ese pasaje en su vida, cuando tuvo que viajar a Londres por dos motivos: tratar una enfermedad que deterioraba su visión, por la cual Rigo siempre tuvo temor de quedar ciego. Además, el músico eligió grabar su álbum Dos tardes de mi vida en el mismo estudio donde años antes la banda The Beatles realizó algunos de sus más grandes hits.
Con 31 años de edad, Rigo ya sufría los estragos de la enfermedad crónica conocida como retinitis pigmentosa, que va degenerando la retina de uno o ambos ojos provocando el desgaste de los conos y bastones, situación que fue minando su vista al paso de los años y hasta su muerte en 2005, víctima de un paro cardiorrespiratorio.
En aquel 1977, Rigo viajó a la ciudad británica para someterse a apiterapia, un tratamiento consistente en piquetes de abejas brindado por la doctora australiana Julie Owens, y aunque no le fue asegurada una cura a su mal, sí le permitiría mejorar su calidad de vida.
Rigo realizó aquel viaje junto a los integrantes de su grupo Costa azul: César Alejandro Herrera, Efrén Solís, Maxi Salazar y Juan Manuel Puebla, además de disponerse a residir en Londres por los ocho meses que duró el tratamiento.
El creador de Mi amiga, mi esposa y mi amante aprovechó su estancia para perfeccionar su inglés, componer algunas canciones, y planear la grabación de su séptimo disco de estudio.
Maquinando estas ideas, el sirenito reunió a su banda y logró rentar el afamado estudio Abbey Road, donde The Beatles y Pink Floyd hicieron historia, grabaron, compusieron, discutieron y crearon algunas de sus más reconocidas canciones y discos algunos años antes de que el tamaulipeco llegara.
“Fuimos de México a Boston, de Boston a Madrid y de Madrid a Londres”, recordó hace tiempo el baterista Maxi Salazar durante una entrevista para el canal de YouTube Gruperos Inmortales, en la que también recordó que Rigo le pidió llevar harina para hacer tortillas, chile, jitomate y cebolla, ya que quería recordar los sabores del país que lo vio nacer.
La mezcla de toda la influencia del rock estadounidense y británico, junto con su característico ritmo tropical, llegaron a Abbey Road para crear Dos tardes de mi vida, álbum en el que, en la plenitud de su experiencia londinense y rockera, se escucha una diferencia con los temas presentados anteriormente.