Martes 16 de abril de 2024

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Gobierno de sospechosos Una vez más, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares volvió a negar que tenga o vaya a hacer acuerdos con el crimen organizado.
2017-06-26 “A mí no me eligieron para pactar con la delincuencia organizada, me eligieron para dar paz y tranquilidad a los ocho millones de veracruzanos”, reiteró este domingo el mandatario estatal en conferencia de prensa.

Sin embargo, Yunes parece olvidar que aún lo persigue la sospecha de la primera fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán en enero de 2001, del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco.

Yunes siempre se ha justificado argumentando que cuando el capo del cártel de Sinaloa huyó él ya no era el director de Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Gobernación. Y es cierto, pero en su lugar dejó recomendado a su incondicional Enrique Pérez Rodríguez, actual secretario de Educación de Veracruz, a quien casualmente se le escapó “El Chapo” unas semanas después de haber sustituido a su actual jefe en dicho cargo.

Precisamente hace casi un mes, en la Ciudad de México, fue detenido por las fuerzas federales Dámaso López Núñez, (a) “El Licenciado”, mano derecha del capo sinaloense. Días antes, en su edición número 180, la revista digital Gatopardo había publicado un reportaje de Anabel Hernández en el que se detallaba por qué Dámaso era considerado el heredero de su imperio.

La periodista reseñaba que desde que fue capturado y encarcelado en 1993 –primero en Almoloya de Juárez, Estado de México, y posteriormente transferido al penal de máxima seguridad de Puente Grande, a las afueras de Guadalajara, ciudad donde vivía su familia– el panorama para El Chapo era tan desolador que incluso habría intentado lograr un acuerdo con agentes de la DEA.

“No había nada que ‘El Chapo’ odiara más que la cárcel. Sin embargo su suerte cambiaría en febrero de 1999, cuando Dámaso López Núñez –apodado ‘El licenciado’–, un ex comandante de la policía judicial de Sinaloa, se convirtió en el subdirector del penal”, se consignaba en el reportaje, en el que además se alude que “con los directores del penal como cómplices” –Leonardo Beltrán Santana y Mario Marín, actual director del IPAX con Yunes Linares–, “López Núñez se encargó de cumplir los deseos de ‘El Chapo’, ayudados por un grupo de comandantes y custodios llamados los Sinaloas”.


Según el texto de Gatopardo, los deseos de “El Chapo” eran pagados por dinero enviado por su primo, el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva.
Dámaso López renunció a su cargo en el penal a finales de octubre del 2000, pero siguió visitando al capo en Puente Grande. Coincidentemente la última de sus visitas fue diez días antes de su fuga.
La semana pasada, otro de los hombres más cercanos a Yunes Linares, Jaime Téllez Marie, secretario de Seguridad Pública, fue acusado de tener compromisos con Los Zetas. Los señalamientos por escrito los dejaron sicarios de otro grupo criminal entre cuerpos descuartizados arrojados en varias ciudades de la entidad.

Pero Yunes respondió que “sería una falta de respeto al secretario de Seguridad Pública decirle que desconfío de él porque lo acusaron delincuentes de estar vinculado con un grupo delictivo”.

Ayer domingo igualmente reiteró que tampoco va a pactar con la delincuencia.

Sin embargo, su partido, el PAN, en el reciente proceso electoral postuló a una de las alcaldías a un hermano de un par de narcotraficantes vinculados al “Chapo” Guzmán, uno de los cuales fue detenido en 2012 en el Estado de México y otro en 2014 en Guatemala.

¿Yunes lo desconocía? Seguramente pronto se lo recordarán.

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