Primero era un tabú. Ahora todos hablamos del sexo anal y hay muchos y variados artículos sobre él.
Sin embargo, las encuestas revelan que no es tan popular como parece, pues solo 12.2 por ciento de las mujeres estadounidenses lo han practicado en los últimos meses, de acuerdo con una realizada en 2016.
Y aún así, la curiosidad está ahí, así que ¿qué tan riesgoso es? Esto es lo que opina Lauren F. Streicher, gineco-obstetra del Centro de Medicina Sexual y Menopausia.
“El ano no está hecho para el coito. Es una salida, no una entrada”, comenta de inicio. A diferencia de la vagina, el tejido del recto es más delgado y no es tan elástico, por lo que hay mayor riesgo de un desgarre.
Por otra parte, un desgarre aumenta las probabilidades de contraer una enfermedad de transmisión sexual, por ejemplo, la gonorrea rectal, clamidia anal o VIH.
De acuerdo con el Centro de control y prevención de enfermedades de Estados Unidos, el sexo anal es el comportamiento sexual de mayor riesgo para las infecciones de VIH, pero es más común que transmita el virus del papiloma humano, ya que más de la mitad de los hombres son portadores.
Otro dato a considerar es que investigaciones recientes han arrojado como datos que las mujeres que esta práctica como habitual en la cama tenían más probabilidades de decir que la consistencia de sus heces cambiaba, e informaban sobre la incontinencia urinaria y fecal.
Pero si lo quieres intentar, la recomendación de todo doctor y especialista en el tema siempre será USA PROTECCIÓN, usa condón.