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Después del terremoto: La importancia de formar comunidades resilientes

● SISMO CDMX | STAFF | CÓDIGO VERACRUZ | CD. DE MÉXICO, MX.- | 23 de Septiembre de 2017

La resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, desastre por peligros naturales, amenaza, problemas serios de salud, situaciones estresantes, etc. La gente comúnmente demuestra resiliencia. Un ejemplo es la respuesta de las personas en los Estados Unidos a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y sus esfuerzos individuales para reconstruir sus vidas y en México lo vimos con los terremotos de 1985.

Ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional.

Algunos aspectos básicos para fomentar la resiliencia, de acuerdo a la UNISDR, son:

Gestionar la organización y coordinación para comprender y reducir el riesgo de desastres, sobre la base de la participación de grupos/alianzas de ciudadanos y la sociedad civil. Garantizar que todos los sectores comprendan su papel en la preparación y reducción de riesgos de desastres.

Mantener actualizada la información sobre los peligros y vulnerabilidades, preparar evaluaciones de riesgos y utilizarlas como base para los planes y decisiones de desarrollo. Garantizar que esta información y los planes para la resiliencia de su ciudad sean de fácil acceso al público y se analicen a fondo con ellos.

Evaluar los sistemas de seguridad de todas las escuelas y centros de salud y actualizarlos, si es necesario.

Aplicar y hacer cumplir normas realistas de construcción segura y principios de planificación del uso del suelo. Identificar áreas seguras para ciudadanos de bajos ingresos y mejorar los asentamientos informales en la medida de lo posible.

Promover y ejecutar programas educativos y de capacitación sobre la reducción de riesgos de desastres en las escuelas y las comunidades locales.

Proteger ecosistemas y barreras naturales para mitigar peligros hidrometeorológicos y fomentar la adaptación al cambio climático mediante la creación de buenas prácticas de reducción de riesgos.

Instalar y eficientar sistemas de alerta temprana y capacidades en gestión de emergencias, y llevar a cabo regularmente simulacros de preparación para emergencias; son de mayor efectividad aquellos que se realizan de forma regional y planeando escenarios.

Después de una catástrofe, garantizar que las necesidades de los sobrevivientes sean el eje de la reconstrucción, y a la vez, apoyar a sus organizaciones comunales en el diseño y aplicación de respuestas, como reconstrucción de casas y medios de vida.

PUNTO CLAVE PARA LA RESILIENCIA:

Enfocarse en las experiencias y en sus fuentes de fortaleza personal del pasado, puede ayudar a identificar las estrategias para desarrollar resiliencia que funcionen de acuerdo a cada persona. Pero más allá de los aspectos psicológicos, podemos llegar a la resiliencia aprendiendo todos los aspectos de los peligros naturales, es decir, entender su funcionamiento y cómo los peligros nos afectan a través de la información científica para que nos permita desarrollar una base sólida en pro de una cultura de prevención ya que la vulnerabilidad de las sociedades es tan solo una parte del origen del riesgo de desastre y este se puede mitigar a través de la prevención con base al conocimiento.

Referencias:
American Psychological Association
ONU – Hábitat
SkyAlert

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