Hace 75 años Bambi irrumpió en el mundo del cine para sorprender, conmover y marcar a la audiencia con una tierna, pero a la vez desgarradora historia de amor, crecimiento, muerte y vida.
“Bambi y sus amigos son los personajes más entrañables en la historia de la animación”, expresó hace unos días la Academia de Hollywood durante el homenaje que le rindió al clásico de Walt Disney, que el martes 8 de agosto cumplirá 75 años de su primera proyección en Londres, Inglaterra.
Y no había mejor manera de celebrar que con la proyección de una versión remasterizada de los dibujos animados de 1942 sobre la pantalla del Samuel Goldwyn Theater, de Beverly Hills, donde los asistentes redescubrieron la historia de un pequeño venado que tras empezar a descubrir el mundo tiene que sobreponerse a la dolorosa muerte de su madre, víctima de los cazadores.
Es entonces que el ciervo tendrá que aprender y crecer para convertirse en el líder que estaba destinado a ser.
“Somos parte de algo que emociona a la gente de forma extraordinaria. Aún me llegan cartas a mi casa cada semana, e incluso dibujos de niños desde todas partes del mundo”, externó Donnie Dunagan, la voz original de Bambi durante el emocionante discurso que pronunció sobre el escenario del teatro.
Dunagan tenía tres años cuando ganó un concurso de talentos en Memphis (Tennessee) y llamó la atención de un ejecutivo de la industria del cine, que convenció a su familia para que se mudaran a Hollywood.
Entre 1938 y 1941 el pequeño rodó siete películas, pero estuvo cerca de no intervenir en la cinta que le cambiaría la vida: Bambi.
“Walt Disney telefoneó a mi casa y mi madre atendió la llamada. No lo podíamos creer, pero cuando hablamos con mi agente, el tipo no quería que aceptara el proyecto.
“Yo tenía cinco años, y entonces lo despedí”, recordó Dunagan entre risas.
“¡Imagínense si no llego a hacerlo! Me ha ayudado mucho en la vida ser la voz de Bambi, aunque no siempre fue así”, añade en alusión a sus años en las Fuerzas Armadas de E U, durante los que siempre ocultó “su pasado actoral”.
“No quería que me llamaran ‘sargento Bambi’ o ‘comandante Bambi’”, confesó Dunagan, quien también apareció en el clásico de terror El hijo de Frankenstein, de 1939 al lado de Boris Karloff.
El actor Peter Behn tenía cuatro años cuando audicionó para darle la voz a Bambi, rol que no consiguió gracias a su voz “demasiado revoltosa”.
En su lugar recibió el papel del amigo juguetón del venado, el conejo Tambor.
“Creo que no llegué a hacer audiciones para el papel de Thumper. Lo conseguí porque a uno de los animadores le gustó mi voz y la recomendó para el conejo. No era una voz impostada. Era, sencillamente, mi forma de ser”, manifestó.
Hijo de un exitoso guionista, Behn ya había aparecido en otros cortos, pero como Dunagan, se enlistó al Ejército y luego se dedicó a las bienes raíces.
Hoy vive en las montañas de Utah con su segunda esposa.
“Le puedes preguntar a diez personas si alguna vez vieron la película y por lo menos nueve te dirán que sí.
“Es difícil encontrar a alguien que no la haya visto y que no le haya afectado de alguna manera”, señaló.
La cinta que ha sobrevivido al paso del tiempo como pocas, obtuvo tres nominaciones al Oscar: mejor música, mejor canción para Love Is A Song y grabación de sonido, aunque se fue de la velada con las manos vacías.
El largometraje de 70 minutos de duración, que por cierto no lleva la firma de Walt Disney en la dirección, inspiró al exBeatle Paul McCartney para que se interesara por los derechos de los animales y ha servido como patrón para escenas de muerte de Disney, desde la de Mufasa en El rey león, hasta el hermano de Hiro, Tadashi, en Grandes héroes.
Bambi no fue el único filme de esa época en Disney que exploraba traumas de infancia. También lo hicieron Dumbo, Blancanieves y los siete enanos y Pinocho entre muchos otros.
Pero la historia del venadito también lidera listas de los momentos más tristes del cine e incluso la revista Time la ubicó entre las 25 mejores películas de terror de todos los tiempos junto a Frankenstein, El exorcista y La noche de los muertos vivientes.